"A lot of people listening to music now just go, 'Good tones…' and that's it. But we're obsessed with
songs. Sometimes, I feel like people aren't even listening to our songs, they're just listening to the sound."
(Agradezco la escucha a Hernán S., una tarde demolida en el departamento demolido de Pino)
Victoria siente el frío apoyándose en sus dedos, los mira y dice:
“Help me to name it
Help me to name it”
Help me to name it”
Transcurren los segundos y desde el público se la ve inmóvil, con las yemas suspendidas sobre el teclado. Atrás, sobre una meseta enrojecida del desierto de Sonora, una bola enorme parecida a una estrella se hunde, despacio, en el horizonte.
El público aguanta la respiración. Ella mira hacia atrás. La chancha se enciende. La tensión sube. La velocidad aumenta y la guitarra de Alex comienza a pasar al frente. Todo lo indica. ¡Y BAM! Entonces arpegia y se escucha:
“Found yourself in a new direction
Eons far from the sun”
Eons far from the sun”
Ahí mismo, tema uno y ya hay uno de esos picados tipo esmerejón cazando una golondrina para sumergírte de nuevo en el océano sonoro que es Beach House.
Lo reconozco: las comparaciones son siempre una tentación, sobre todo para una banda que algunos anons dicen es sucesora espiritual de Cocteau Twins --Guthrie mismo les lanza algunas flores y miguelitos-- y sobre todo con casi doce años de recorrido y seis discos de estudio. Brevemente:
Hay algo de shoegazing en BH. Sí. Se la compara a Slowdive. La voz de Victoria suena bastante así, y las guitarras punteadas y elongadas de Alex son una máquina del tiempo programada en los ‘90. Pero BH no pretende complacer ni ser "retro".
Ambos se conocieron en 2004 por un amigo en común. Beach House se conformó a finales de la primavera de 2005, y desde entonces trabajan juntos y por su cuenta: Alex es carpintero y Victoria bartender.
En 2006 sacan su primer disco de estudio, después de algunas presentaciones teloneando bandas como Grizzly Bear y Clientele. Acá voy a trazar mis líneas. Su primer disco es el comienzo del segundo. Ambos discurren por el mismo camino. Es recién con “Teen Dream” que BH se hace lo que vuelve popular a la banda: un emblema del dream-pop anglosajón.
“Bloom” sigue entonces a “Beach House” y “Devotion” como la primavera al invierno. Mientras “Teen Dream” todavía conserva cierta calma transitiva, “Bloom” se sostiene todo el tiempo arriba. Es consistente. Es mucho más grandilocuente en los arreglos que Beach House --se rumorean cuatro grabaciones de sonido ambiente en el disco, una de las cuales es el aullido de un coyote-- e incluso más potente que “Teen Dream”. Creo que tiene que ver con una presencia decidida de la batería, finalmente. Sí: a las bases electrónicas y sampleadas se suma ese batir constante, bases que son periódicas como un motor.* Entrar ambos pies en la avioneta y arrancar la música. Levantar vuelo, y entonces preguntar: "¿A dónde vamos?" Como sola respuesta recibir el bife de una pared de aire, una enorme franja del cielo cargada que se abre y ensancha y la puta... Es inmensa. La cualidad espacial de cualquier tema de Beach House --léase desde el homónimo de 2006 a este disco y los posteriores-- es alabable.
El sonido. Síganlo. Es un cuerpo, como algo que se escapa y huye entre hierba alta y árboles.
...
También creo que hay una declinación melancólica en la voz de Victoria Legrand que se explica perfectamente por la declinación, equivalente, en la comisura de sus ojos. Si se la observa con detenimiento un minuto, a lo mejor dos... entonces llega el convencimiento. Saber que está transmitiéndola con la voz.
...
(Take 2)
Hay dos formas de escuchar un disco: como algo homogéneo o por partes. El dúo baltimoreño de Alex Scally y Victoria Legrand es de un sabor tan parejo como el azúcar, e igualmente versátil en sus términos. Realmente creo que tiene una cualidad organoléptica gustativa, parecido a una naranja fragante pero demasiado dulce. Casi ácida, como un dulce hecho con fruta pasada.
Creo que lo mejor del disco llega en la segunda mitad.
A partir de "Troublemaker" se deshacen un poco [[[(AB)USA LA MISMA IDEA DE LA PRIMERA MITAD DEL DISCO, ES EL TEMA QUE LA LIQUIDA Y EL MÁS SOMBRÍO JUNTO A «NEW YEAR»]]] “New Year” se anima ya a un montón. Un tema absolutamente hipnótico, de fondos texturados y luctuosos, loops de guitarra a morir y la voz de Victoria saltando al vacío.
A partir de "Troublemaker" se deshacen un poco [[[(AB)USA LA MISMA IDEA DE LA PRIMERA MITAD DEL DISCO, ES EL TEMA QUE LA LIQUIDA Y EL MÁS SOMBRÍO JUNTO A «NEW YEAR»]]] “New Year” se anima ya a un montón. Un tema absolutamente hipnótico, de fondos texturados y luctuosos, loops de guitarra a morir y la voz de Victoria saltando al vacío.
La banda produjo un video con cuatro temas del disco que alimenta perfectamente la imaginería de su música con muchos de los adjetivos que acabo de usar. (*) El sonido de un motor diésel y el vértigo de estar despegando en un avión --¿por qué no un biplano?-- me hace pensar en campos que se alejan y en un panorama inmenso de la tierra. Me hace, pienso, por efecto de la persecución continuada del cuerpo que se escabulle en inmensos montes, pensar en la suavidad con la que el relieve parece jugar cuando uno se eleva lo suficiente. Nunca te dejan caer.
Nunca.
Es siempre la sombra de ese biplano sobre el relieve de un campo verde-amarillo incalculable de Francia, Santa Fe o Carolina del Norte, continua, variando su tamaño con el tiempo, velocidad de crucero.
(Volviendo)
BH es una banda que no pretende ser banda de hoy. Sostienen una ética de trabajo. Son dos músicos con un proyecto común --no se aman ni nada más o menos carnal-- y un perfil similar. Rehúsan contar historias de amor, pero sus canciones fuerzan la búsqueda de emociones afines por el espacio negativo y las imágenes que evocan. Hay algo de eso. Y si pretenden bajar de ahí arriba recomiendo dar otros dos pasos en su carrera y escuchar “Depression Cherry” y “Thank Your Lucky Stars”.
En fin. Se viaja muy bien con esta música. Es pop aglomerado e intenso, vibrante.
Ojalá lo disfruten tanto como yo.
JMO
Irene [FLAC]