Conecto el celular a los parlantes. La ficha, cromada, encaja placentera en la ranura. Siempre es placentera. Ofrece una leve resistencia, dos veces, y después *clack*
Ya está. Subo el volumen. Aprieto ►.
Empiezan. Priests, de Washington dici, 2017, primer album de estudio de una banda ensamblada en 2012. En USA todo está penetrado por el campo semántico del complejo militar-industrial y el márketing, especulo. Pero sobre todo por el dinero. Y elles padecieron con sus trabajos de tiempo completo y las sesiones interminables, una vez que quisieron hacer viable la banda, todo el peso de lo que eso significa. Tuvieron finalmente que fundar su sello, Sister Polygon Records.
Daniele y Greer se conocieron en 2011 estudiando, y pegaron onda rápido. Jaguar (¡JAGUAR!) amigo de Greer se enganchó enseguida en viola, y Mulitz se copó en una feria de comics donde conoció a Jaguar.
Al principio, cuentan, solían subir a los escenarios (o no), lanzarse 10 minutos en caída libre, y bajar, dejando al público abrasado y sin aliento. Es la actitud que ya traían, pero que lograron pulir como banda, musicalmente. En 2014 lanzaron un EP, "Bodies and control and money and power" y todo fue terrible, pero se tomaron su tiempo. Cuenta Mulitz que el EP estaba orientado a capturar el sonido del en-vivo, pero que cuando empezaron a grabar lo que luego sería NFN no pudieron ponerse de acuerdo. La energía de las pibas era plena y escénica, pero Jaguar y Mulitz querían repasar las grabaciones una y otra vez y eso se volvió un problema para todes. Los tiempos se alargaron, los jefes les gritaban, elles "Fuck you!" a todo el mundo y bueh. Así parieron "Nothing feels natural", sin ceder a las presiones externas de la atención lograda en el primer EP y abortando todo lo que no querían ser en el camino.
Notas varias sobre los temas:
"Aproppiate", tema con que abre el disco, son ellas dos al centro y adentro: la batería implacable de Daniele y la voz filosa de Greer, a quienes alineadas se incorporan Jaguar y Mulitz. La melodía se hace patente en el modo en que Greer te interpela, hasta deshacerse antes de llegar la mitad, como una ruleta que se hiciera pedazos escalera abajo. Un estruendo inmenso que se apaga y queda pendiendo de la cuerda del bajo. Susurra: "Yo, yo. Yo yo yo yo. Yo...Yo trabajé tanto para no tener más amigos como vos"
Un saxo tenor hacer chirridos y se escurre entre las melodías vocales mientras el ruido crece y crece hasta que el final es un desastre, en el mejor de los sentidos.
Y así comienza el disco.
"JJ" es puro movimiento desde el segundo uno, un homenaje reconocido al surf rock de los Dead Kennedys y B-52, pero 60 años después, cuando las ilusiones lavadas de los Estados Unidos de posguerra parecen una pesadilla con Trump al frente. El video del tema está inspirado en algo hecho por Kanye West (no me pregunten qué, ¿pero vieron alguna de su hiperproducciones?) pero a posteriori reconocen Daniele y Greer estar desilusionadas del sujeto por lo que suele develarse en estos tiempos: es un machirulo, y encima apoyó a Trump.
"Nicki" es el tema que podría sonar de fondo en al fiesta de "Los años intoxicados" de Mariana Enríquez. Una declama de chica punk empoderada, en los '90 deshaciendo todas las imposturas prefabricadas a fuerza de degradación limpia. La voz de la frontwoman retrocede y vuelve al frente, y la guitarra de Jaguar hace barridas ruidosas y oscuras de acordes. Es perfecto.
"Lelia 20" toma su nombre de la encantadora actriz en la opera prima de Cassavettes, "Shadows" y repica en fusas con una Greer más contenida y oscura. Se percibe la colaboración de Janel Leppin en cello y bases electrónicas, y la aceleración vertiginosa que aporta Daniele de a momentos.
"No Big Bang" es una interpelación. Se siente así, porque, bueno, nos habla. Dice de acerca de las charlas profundas y el abismamiento ante la muerte. Dice que el progreso asusta. Dice, al final, que antes que morir, quisiera deshacer el nacimiento (y el universo) en una enorme negación. No. Big. Bang.
"Interlude", un pieza de cámara, compuesta por Janel Leppin, para cello y sintetizador, abre la segunda mitad del disco, y parece la continuacióna argumental del tema anterior: una sopa primigenia y melancólica.
"Nothing feels natural", el tema que da nombre al disco, tiene el pedal del bajo de Mulitz y la voz melodiosa de Greer como protagonistas. Más tarde Jaguar acerca efectos que recuerdan a Interpol ¿Pero qué corean? ¿Qué dice la letra?
"Pink white house" (qué iba a llamarse "Airlock" por "Alien: el 8vo pasajero") se aproxima a Sonic Youth y a la desazon posguerra fría de los hijos de la clase media estadounidense. El tema se centra en su ruptura, tanto en lo musical como en lo visual, que es donde irrumpe el subtono de pesadilla americana. Todo termina en un ruido abrumador. El video está inspirado, indirectamente, por la pintura renacentista y barroca que influencia la filmografía de Peter Greenaway (vease "El libro de Próspero" del director o "Las bodas de Caná" de Veronese)
"Puff" es el bicho raro en el disco. El tema es musicalmente un abandono de la melodiosidad como en los Tape 1 y Tape 2 de la banda, volver saltito furioso estudiantil, una regresión. Pero considerado desde la letra, parece sostener con ironía una tesis aceleracionista y controvertida, respecto de la elección de Netanyahu en Israel y el advenimiento de "plagas nunca antes vistas"
"Suck" es el último y, en mi humilde opinión, el mejor tema junto al primero. Es el punto que se une finalmente con "Aproppiate" trazando una curva evolutiva que es sinécdoque de todo lo que la banda hizo hasta este disco desde 2012, la condensación justa de un ritmo desarrollado, una melodía capaz de apelar y una energía que siendo rabiosa aún, se corre de los lugares comunes del disco y tiene un carácter tenaz y luminoso. Me encantó.
JMO
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