miércoles, 4 de octubre de 2017

Hay tanto jugo por aquí. Los Espíritus, "Agua Ardiente" (2017)


Empujaba con la insistencia de algo inconsciente el viento nuestros cuerpos, orientados esa noche de viernes, prometiendo el culto desbordado a otro elemento: el fuego.

Porque Agua Ardiente es un motivo tejido sobre cuatro elementos: la Luna, la noche, el mar y el fuego. En él no hacen falta imposturas ni i(t)smos  que conecten la a-islada experiencia personal con el continente de lo colectivo. Todo lo que destila es tan antiguo como el primer hombre perdido en los ojos de una mujer, y viceversa. Algunos viejos conocidos hablan de la antigüedad de las cosas en función de la injusticia ("más viejo que la injusticia" dicen). Diría yo que este disco es el más justo para el presente (pleno, en gira) de la banda, gloriosa formación que La Paternal parió en este presente musical argentino. Es puro, tal y como suenan en vivo. Porque seamos sinceros: hay sonidos que no pueden samplearse en ningún estudio. Pertenecen al instante, al error y al colectivo. Los temas que tejen en este fabuloso disco son el resultado, quizá, de la condición simple y encruzijada que tiene blues. El "blues" que fue antes color, y luego canción, para volver hecho un inmenso vocablo al idioma inglés. El blues de Mississippi, que habla de las heridas y se hace bálsamo; que recupera lo perdido y se vuelve memoria; que marca el paso y se vuelve ritmo. Ese blues que es ruta y es noche; que es jornada bajo el sol y merecido descanso.

La última vez que aprendí todas las letras de un disco estaba abollado de amor por una chica incombustible. No había manera de evitar esos largos tramos en auto entre el trabajo y el terciario; la casa y el trabajo. Y como no había más que entregarse a la rutina férrea, salivaba los labios y ponía a mi lado una compañía que pudiera traerme de nuevo a la Tierra. Encendía el equipo del auto, enchufaba el pendrive, y dejaba que el espacio entre las cosas se volviera canción. Este disco es eso. Este disco es la traducción, por otro lado imposible, del tiempo perdido entre dos puntos del corazón. Eso es fuego. Porque el corazón se alimenta de cenizas, y el tiempo es la sangre de los acontecimientos.

Hay fuerzas elementales en juego. Dice Maxi en una entrevista con Patricia Peñaloza, periodista mexicana:

 "...por más que sea como sea, va a terminar siendo como tiene que ser." Y en esa frase trunca se condensa la potencia de los elementos convocados, que encuentran una representación formal en la producción. El disco está pensado como un vinilo, con un lado A que termina en "Esa luz" y un lado B que termina en "El viento", ambos finales sostenidos en imágenes arquetípicas que Los Espíritus utilizan para sugerir que la voluntad y el progreso vital encuentran un límite en la más natural de todas las cosas.

"Una a una nuestras voces se apagaran"
(Llámese muerte)


La fórmula de este sonido acomodado, logrado tras dos discazos (de menor envergadura para quien escribe) como fueron el homónimo (2013) y "Gratitud" (2015) es girar y girar. Es la rueda que mueve a la banda, y no tienen reparos en reconocer en dos o tres entrevistas que tocar en vivo es lo que les permite crecer y vivir de su música. Finalmente lograron, a decir de ellos, un sonido "de grupo", y lo hacen sentir en cada presentación con toda la energía de cada uno de sus seis integrantes.
Aplaudo que Los Espíritus hayan transitado sus momentos más oscuros y menos rentables hacia esta producción, aún sombría, pero plena de in-tensión y promesa, lo mismo que un llama arrimada al agua. Aplaudo sus funciones, su ánimo ante el público. Y déjenme detenerme acá: su ánimo frente al público. Porque tuve la fortuna, extraña para mi, de ir a su último concierto en Rosario, accesible, elongado y repleto. La convocatoria fue plena decía y completó el espacio disponible en Vorterix. No fueron puntuales y al entrar sonaron a lluvia y alivio, ya que todos esperábamos ser absueltos del ansia que nos comía desde adentro, las ganas fuertes de hacer salto el alcohol y cantar cada una de las canciones, hasta que se apagasen nuestras voces, y al salir todos nos agitábamos fatuos en calle Salta. No se diga más. A escuchar.


JMO

Bandcamp

Perdida en el fuego [mp3 128]