(Agradezco a Diego el pase de mano, que viniendo del bolsillo de Psyco --a quien agradezco también, donde quiera que esté...-- puso en mis oídos
Aufgang), que es un dúo que alguna vez compusieron tres integrantes: Rami Khalifé, Francesco Tristano y Aymeric Westrich (de izq. a der. en la foto)
Rami y Francesco dieron origen, allá a comienzos del 2000, a una fuerte amistad fundada en los estudios comunes de Juilliard y los boliches neoyorkinos frecuentados. Ambos pianistas, incorporaron a Aymeric a la batería y en 2009 estrenaron el disco homónimo "Aufgang", con el mote desafiante de "electroclásica", bajo el sello francés Infiné. Produjeron un EP al año siguiente, "Air on Fire" y en 2014 Tristano abandonó el grupo para seguir su carrera solista. Llegado el 2016 el viejo nuevo dúo de Rami y Aymeric lanza su último disco, "Turbulences", del que no vamos hablar acá.
Rami y Francesco dieron origen, allá a comienzos del 2000, a una fuerte amistad fundada en los estudios comunes de Juilliard y los boliches neoyorkinos frecuentados. Ambos pianistas, incorporaron a Aymeric a la batería y en 2009 estrenaron el disco homónimo "Aufgang", con el mote desafiante de "electroclásica", bajo el sello francés Infiné. Produjeron un EP al año siguiente, "Air on Fire" y en 2014 Tristano abandonó el grupo para seguir su carrera solista. Llegado el 2016 el viejo nuevo dúo de Rami y Aymeric lanza su último disco, "Turbulences", del que no vamos hablar acá.
En el entre, año 2013, "Istiklaliya" --"Independencia" en turco-- alcanza un hito con respecto a lo hecho. Donde "Aufgang" había sido osado y heterogéneo "Istiklaliya" en cambio produjo algo definitivo, electrónico, llevado de cabo a rabo con una sencillez engañosa. No basta con escucharlo una, dos o tres veces. El disco demanda, porque los arreglos, la producción demandan, que sea pasado por el paladar varias veces, ya que las grabaciones del trío favorecen la espontaneidad y el arreglo de la música y la post producción revelan lo mejor del esfuerzo. Imagino encima aquello que remite a los sets de DJ que compartieron Francesco y Rami en sus años dulces, pero asociado a caprichos de tenor académico.
Aufgang tiene, al menos hasta este disco, tres componentes: piano, batería e ingeniería de sonido. No hay más. No hay bajo, no hay voz. No hay nada que ate suficientemente estos elementos, más que una relación concreta de trabajo entre quienes los interpretan. Es notable. En ciertos pasajes --no todos-- cada cual logra una libertad asombrosa, seguramente convenida, pero que hace pensar en una improvisación en el estudio envuelta en un trío ensamblado y naturalmente unido.
El álbum atrapa con la primer propuesta. Comienza con un golpe sombrío del teclado, creciendo a paso ligero con una melodía solapada, y de inmediato "Kyrie" --como un Raskólnikov-- se abisma apresurado a una distorsión seductora y usualmente perimida para un timbre tan reconocible. Es la batería, apareciendo tenue en el fondo, corrompiéndo la melodía con el ritmo firme. Señala el rumbo de lo que viene, pero solo permite sentir una fracción del total, porque todo lo que sigue alcanza cotas aún más lúcidas y corruptas, si es que un piano de cola puede ser epítome de lo puro en la música.
"Balkanik" es una película de Kusturica, para ignorantes como yo. Las bajadas con a última nota sostenida recuerdan acordeones galácticos que en definitiva son inrecordables. Bellísimas, sustuídas de inmediato por el piano y el piano desplazado de nuevo por un espacio autónomo. El tema crece, amplio en sus mejores momentos, y al final es tan bolichero como los mejores. Que lindo tema la concha de la lora.
"Vertige" se entuba de entrada a enorme velocidad. Es tremendo el comienzo. Tanto Aymeric como Francesco se tiran de clavado sobre sus instrumentos. Los tambores que suenan de izquierda a derecha recuerdan momentos brillantes y terribles de principios de los '80, y los sonidos sintetizados se abren a la ciencia ficción. Específicamente ese momento de mitad del tema en donde el ruido se confunde con una nota obsesiva del piano, que después hace acto de presencia, me fascina. Creo que es genial, lisa y llanamente.
Antes que el nombre voy a decir: pura inestabilidad. "Abusement ride" es el ticket de entrada a una montaña rusa, en un parque de diversiones perverso, en un sometimiento severo y no siempre disfrutable a sonido sádico de feria. No voy a decir más. Espero que las voces alejándose al final sean suficientes para llevar tranquilidad a sus almas.
Todo lo que puede dar de bondadoso "Istiklaliya" está condensado en "African Geisha", desde la estética --me recuerda con insolencia a "Afro samurai"-- hasta la distinción clara de los timbres y la tónica de este tema con todo lo que lo rodea. Es aún más patente su carácter de oasis por ser único entre todo lo que lo rodea.
¿Por qué el título del séptimo tema del disco es "Diego Maradona"?
Entero es una oda al más célebre+infame jugador de fútbol, un icono que roza lo hercúleo, y a veces lo más bajo, para muchos en Argentina y el mundo. Venía hoy atravesando la llovizna incesante de Rosario, invierno 2017, en la Sprinter que manejo de lunes a viernes para ganarme el pan. Venía manejando a 90, quizá 100 por Av. Circunvalación y pensando, mientras a mi derecha quedaban atrás camiones, y a mi izquierda las Amarok y las Hilux --hijas e hijos de mil puta'-- pasaban a 140, 150. Venía yo pisando despacio el acelerador, sosteniendo un equilibrio delicado y precioso para la vida, pensando que Maradona debió tener una sensibilidad superrima en los pies marcada a fuego. Algún fuego debía tener. Quiero decir, ¿cómo se explota del modo en que lo hacía él, casi rodando como la pelota, en un campo llano y bajo la mirada atenta de todos, incluso sus adversarios? ¿Cómo? Solo se puede siendo repentino, produciendo momento.
Frente a la dificultad mostraba la capacidad --inusitada-- de arrastrar los fallidos del contrincante y hacer con ellos una bola de nieve. O sea: cada victoria mínima sentida en la planta de los pies lo agigantaba, lo hacía enorme. Se edificaba enseguida, con una velocidad abrumadora, desde lo más bajo hasta la gloria. Y creo que Tristano, quien compone este tema en homenaje a su figura --y sospecho que a su paso por la Liga Italiana-- debió pensar algo parecido, porque acá está todo esto que acabo de inventar, hecho música, e incluso con reminiscencia de aquella conocidísima canción del Mundial de Italia '90, “Un'estate italiana” compuesta por Giorgio Moroder.
Voy a saltarme "Stroke" y a decir que "Rachel's run" se revuelve un poco indecisa, a veces, en lo que podrían ser trances de Infected Mushroom y el piano no aplaca esa sensación que el disco en realidad logra antes, por lo que para un cierre suena un poco excesiva.
Crece en baches toda la obra. A mi me asombra escuchar como de lo simple se producen explosiones rítmicas, poderosas. Creo que es una señal de ese supuesto talento del que nada puedo afirmar. Entonces sí: "Istiklaliya" es el emblema de Aufgang, quizá el que provee la mejor prueba de la potencia de sus miembros, conjugada. Lo que en el homónimo de 2009 fue experimentación dura y pura, pasada por el EP de 2010 --emblemáticamente en "Dulceria"-- se cuaja acá en una combinación asombrosa y lúcida, que después con el último disco de la banda, eximido de Tristano, se vuelve electrónica o post electrónica o lo que sea.
Y remontemos de nuevo: todo es una ejecución de tres prodigios musicales, lo cual para muchos no garantiza ningún resultado --me incluyo--, pero que como obra, una vez pasada y repasada, instala una poderosa afirmación que posiblemente quepa entre esas: las bien resueltas, las impecables y atrevidas.
JMO
Stroke [mp3 320]